miércoles, 10 de julio de 2019

MANERA NEGRA A LA LANA DE ACERO

MANERA NEGRA A LA LANA DE ACERO.


Método de trabajo registrado en la propiedad intelectual como derechos de autor. 






La "Lana de Acero" se adquiere en Ferreterías. La gama de modelos es muy extensa, y conviene elegir las que se presentan en rollos de gran tamaño, aunque también la venden por metros y al peso. Se  trata de un producto barato pero que procura un resultado excelente.


Para utilizarla como herramienta de trabajo, cortamos la longitud apropiada al tamaño de la plancha y vamos situando encima varias tiras, apoyadas y unidas unas a otras por los extremos,  hasta cubrir la superficie del metal. En este caso una plancha de pequeño tamaño, para trabajar una miniatura sobre plancha de cobre. Se puede observar las huellas que han dejado los bordes de la plancha en la lana de acero debido a la presión del tórculo. Podemos utilizar planchas de Zinc, cobre y latón. Barnizamos la misma con una capa que no sea excesivamente gruesa (barniz duro tipo ultraflex de Charbonnel)  y con un secador de pelo procedemos a  secarla y fijarla con rapidez. El calor tiende a endurecer el barniz y eso beneficia la obtención de una buena manera negra. Existen tres tipos de lanas de acero, fina, mediana y gruesa. Yo utilizo la más fina, lo que no significa que las otras no sirvan si nos proponemos obtener texturas más potentes. En ese momento colocamos el paño de la lana de acero sobre la placa y procedemos a una primera pasada bajo la presión del rodillo, anteponiendo al fieltro un plástico fino o simplemente un papel de periódico. Hemos de proceder con la presión que habitualmente utilizamos para estampar. Repetimos el proceso seis o siete veces, en horizontal, en vertical y en diagonal, haciendo girar la placa para entrecruzar las finísimas fibras de la lana en todos los sentidos.


En esta miniatura la mordida fue muy potente, casi dos horas mantuve la placa de cobre en el Percloruro Férrico (1 x 1 agua). En la fotografía, aumentada, puede observarse la trama obtenida. No cuesta demasiado bruñir el metal y la textura obtenida difiere bastante de otros métodos, pudiendo obtenerse obras muy delicadas si no nos excedemos en la mordida, lo que no le quita valor tonal a la estampa, dado que las incisiones que procuran las fibras de la lana de acero recogen gran cantidad de tinta. 
Detalle de la plancha de cobre de 10 x 10 cm:


La estampación resultante:


Al probar sobre plancha de zinc, me llevé una grata sorpresa. Cualquier plancha graneada, ya sea a la resina, al berceau, o al papel de lija se percibe rugosa al tacto de las yemas de los dedos. En este caso diré que no se notaba en absoluto, es más, parecía pulida. Esta circunstancia me llevó a pensar que la placa no tendría la rugosidad necesaria para recoger la tinta. La duda me llevó a hacer una prueba sin haber terminado el grabado, y en verdad que quedé gratamente sorprendido, pues a pesar de que limpie la matriz en exceso, intentando sacar toda la luz posible y valorar los tonos, el resultado me llamó la atención, dado que el registro era perfecto.  

Plancha de zinc y la estampación obtenida a la derecha. 


Detalle de la plancha de zinc


En este otro ejemplo, sobre placa de zinc de gran calidad, preparada para aguantar tiradas muy largas, puede observarse los mínimos detalles, lo que sugiere que resulta posible obtener trazos luminosos muy precisos y gran intensidad tonal. 




Otro detalle, (aumentado), de una plancha en miniatura, nos permite ver la orientación de las incisiones abiertas por los finísimos filamentos de la lana de acero. En este caso la mordida fue también muy potente, y nos permite apreciar, por un lado la porosidad que ocasionan los filamentos entrecruzados y al tiempo los efectos del bruñido. 


Una de mis últimas estampaciones: Como puede verse, la mordida influye considerablemente en el resultado final. En este caso la corrosión fue de una hora cada vez, y no hay dudas de que se aprecia la finura de la textura obtenida en la estampación. 



Trama muy aumentada. 


AGUATINTA AL ALGODON DE ACERO MEDIANTE RESERVAS.

En este último caso, para que perciban las posibilidades del método, he procedido a texturar una plancha de cobre con la lana de acero y he trabajado como lo haría con una resina tradicional, mediante reservas directas de barniz de secado rápido y una sucesión de corrosiones controladas, empezando con mordidas de poco más de un minuto y aumentando gradualmente el tiempo.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente trabajo; gracias por compartirlo! Saludos desde Argentina