domingo, 3 de noviembre de 2013

PASO A PASO DE UN AGUAFUERTE GRANEADO AL PAPEL DE LIJA




PASO A PASO DE UN AGUAFUERTE GRANEADO AL PAPEL DE LIJA
Método registrado como derecho de autor.
MATERIAL: 
- Papel de lija número 800.
- Plancha de cobre.
- Cartón, si es posible del grosor de la plancha.
- fotocopia del motivo que deseamos reproducir.
- Percloruro Férrico diluido en agua:  1 x 1.
Iniciamos el grabado puliendo la plancha lo más finamente posible, al objeto de anular los arañazos o mínimas incisiones que puedan apreciarse en la superficie del cobre. Realizada esta labor colocamos la matriz sobre un cartón y abrimos una ventana cortando por los laterales con la ayuda de un cutter. Esta ha de acoger la plancha  y ha de hacerlo teniendo en cuenta que el metal ha de quedar lo más ajustado posible, evitando que este se mueva.




Posteriormente pegamos el respaldo de la plancha a los bordes de la ventana abierta en el cartón.


Este ha de ser el resultado mirando la plancha, ya barnizada, de frente.


Tomamos ahora el motivo que deseamos reproducir y un pliego de papel de lija que previamente hemos blanqueado con una leve película de imprimación gesso, o pintura acrílica blanca.


Pegamos primero el papel de lija al cartón, haciendo incidir la zona abrasiva a la cara barnizada de la plancha y después efectuamos esa misma operación tensando la fotocopia del motivo que vamos a grabar encima del papel abrasivo. Nuestra tarea consiste ahora en efectuar un registro previo que nos permita evolucionar, como lo haríamos en un aguafuerte figurativo tradicional.Al levantar la fotocopia tal como se aprecia en la fotografía, podemos ver el resultado de nuestro trabajo. Basta para ello con teñir el respaldo del motivo elegido con grafito, convirtiéndolo en un sencillo calco.



Procedo entonces a dibujar con cierta precisión los detalles que me convienen, agrisando con un lápiz duro las zonas que a continuación voy a granear con un punzón romo.


En la fotografía se puede apreciar que trabajo con un sencillo punzón, de hecho el extremo tiene el tamaño de un bolígrafo de puna fina.
Al hacer incidir el buril romo sobre el respaldo de la lija este intensifica considerablemente el tono del grafito, de manera que resulta sencillo evolucionar. Hemos de pensar que la variedad tonal se consigue mediante presión. Si queremos obtener un negro muy intenso estaremos obligados a ejercer la fuerza necesaria para que los granos abrasivos se claven en el barniz y lleguen hasta el cobre. Cuanto más ancho sea el poro, más rápidamente lo corroe el Percloruro Férrico y más intenso será el tono que podremos observar en la estampación. No resulta complicado pues la presión del buril va creando un dibujo bastante nítido. Lo complicado consiste en obtener los tonos apropiados donde nos convenga.


Observen que es así en la siguiente estampa.


Este es el resultado que se observa en la plancha finalizado el dibujo.


En ese momento protegemos el respaldo con papel celofán de embalaje y cortamos los extremos con un cutter.
Depositamos un trozo de cinta adhesiva sobre un cartón y dejamos caer la plancha encima, procurando que esta quede situada en su centro.
La matriz ya está preparada para someterla a la oportuna corrosión. Observen que una zona ha sido protegida con barniz. Se trata de reservar la parte del cielo que de momento deseo mantener lo más limpia posible. Mientras trabajamos y nos apoyamos en el respaldo del abrasivo, es lógico pensar que algunos granos pueden rayar el barniz.


La plancha se coloca boca abajo dentro de la cubeta del ácido aprovechando la tira de celofán que sobresale por los costados. La he dejado exactamente durante una hora, procurando extraerla de vez en cuando para ver como evoluciona la corrosión. Si miramos con detenimiento el resultado se puede observar que tras secar el barniz con papel de periódico han aparecido unas huellas que me indican que el barniz empieza a despegarse con cierta facilidad, por lo que decido limpiar la matriz y proceder a la estampación de la primera prueba de estado. 


La plancha ha sido limpiada cuidadosamente con aguarrás.


Este es el resultado de la primera Prueba de Estado.
Llegados a este punto nuestra tarea consiste en estudiar los pasos a seguir. En este caso podemos recurrir a la aguatinta tradicional o al aguafuerte de trazos. Si los tonos nos parecen excesivamente fuertes, es posible rebajar su intensidad mediante un cuidadoso pulido de la plancha. Mi intención consiste en acabar este grabado utilizando únicamente el papel de lija. No obstante, este propósito depende del resultado final obtenido, pues factores como las mordidas excesivas, o el grosor del grano que rinden cada tipo de esmeril utilizado, me obligan a veces a retoques efectuados con buril, mediante trazos, es decir al aguafuerte, o recurriendo a las resinas: Aguatinta. Ambas métodos son igualmente válidos para mejorar considerablemente la calidad de nuestro grabado.  


He procedido a barnizar la matriz de nuevo y la he incorporado a la ventana abierta en el cartón, al objeto de seguir graneando. He efectuado una pasada en toda la plancha mediante una leve presión, y, la he sometido esta una vez más a la oportuna corrosión. En total durante diez minutos, consiguiendo agrisarla levemente.  

Posteriormente he vuelto a barnizar y he trabajado las zonas más intensas mediante una presión más intensa sobre el papel de lija. Nueva corrosión de unos 35 minutos.
Observen el aspecto de la matriz junto a una fuente de luz directa natural:


Basta ser un poco observador, viendo el resultado, para darse cuenta de que este tipo de grabado nos permite igualmente recurrir a bruñir como lo haríamos con una manera negra., rebajando la intensidad tonal donde nos convenga.

Este es el resultado que puede apreciarse en la tercera prueba de estado.
Contemplando la estampación, veo oportuno mejorar su aspecto trabajando la matriz al aguafuerte. Al barnizar la plancha nos será posible apreciar al máximo detalle la obra e incluso nos será posible mejorar el aspecto del dibujo impregnando la superficie, una vez bien seco el barniz, con polvo de talco que extenderemos cuidadosamente con algodón. Luego, frotamos con la palma de la mano la superficie barnizada, dejando visible el dibujo: Blanqueado sobre fondo oscuro.
Incorporaré la estampación definitiva una vez termine el grabado:

 
Grabado de la parte antigua de Cáceres. Reproducción de una fotografía de época.

Un afectuoso saludo.


jueves, 24 de enero de 2013

manera negra al papel de lija


MANERA NEGRA AL PAPEL DE LIJA.

Conocido es el método de barnizar la plancha, colocar una papel de lija sobre el barniz y a continuación someter el conjunto a la presión del tórculo para que los granos abrasivos incidan sobre el barniz y lo criben de diminutas y numerosas incisiones. A mí se me ocurrió un método mucho más práctico, que registré en su día en la propiedad intelectual como derechos de autor.


Cuando de obtener una manera negra se trata, esta sencilla herramienta, a la que todos los grabadores del mundo recurren para pulir sus planchas, se presta de un modo extraordinario a lo que hoy se denomina de manera tan habitual "grabado no tóxico", y es que el proceso nos permite prescindir de las resinas y obtener idénticos resultados, y porqué no decirlo, resultados que pueden ser aún más espectaculares por tratarse de un aguafuerte, que como bien sabemos brinda matices mucho más llamativos que los de una aguatinta.
En la fotografía siguiente observamos el respaldo del papel de lija  utilizado, (grano 600) que aparece con un tono azulado. En este caso me limito a colocar la cara abrasiva sobre el barniz que recubre la plancha de cobre y adhiero la hoja al costado del metal mediante celofán, al objeto de que esta no se mueva. En ese instante todo lo que tengo que hacer es dibujar con un bolígrafo sobre el respaldo de la hoja, ejerciendo presión al objeto de que los granos incidan sobre el barniz. Al hacer esto el bolígrafo va dejando el rastro de tinta por las zonas donde dibujo, Es un trabajo que requiere cierta paciencia y poco más. Observen que los trazos aparecen paralelos entre sí, de 2 a 3 cm de anchura. Al retirarar finalmente el abrasivo lo único que nos queda por hacer es someter la plancha a la acción corrosiva del percloruro férrico aproximadamente durante un par de horas. El ácido penetrará en las incisiones abiertas en el barniz y creará una amalgama de diminutos orificios sobre la superficie del metal,.


El paso siguiente consiste en repetir el proceso. Sin duda alguna les exigirá hacerlo unas seis o siete veces, hasta que observen que en la totalidad de la superficie de la plancha desaparece el brillo característico del metal pulido. Suelo utilizar, en la última mordida, un papel de lija de grano más fino, en concreto del número 1000 y someto la plancha a una corrosión final algo más delicada, aunque esta puede llegar a los 90 minutos.
Han de tener en cuenta que cuanto más fino sea el grano, más tiempo tardará el ácido en crear la incisión que se requiere, para obtener un resultado satisfactorio. En la imagen que tienen debajo pueden verse, arriba a la izquierda la fotografía original utilizada (imagen invertida), a su derecha uno de los primeros estados de la plancha, y abajo la matriz en proceso y la última prueba de estado que he realizado. Fíjense en los dos bruñidores que descansan sobre el papel, a la derecha. Se trata de una herramienta con una base redondeada, de una tamaño poco más grande que la punta de un bolígrafo. Por decirlo más claro, el extremo romo no supera el milímetro de grosor. Existen gran variedad de bruñidores, pero he de decir que cuanto más pequeño sea el que utilizo, (siempre que este no raye el metal), más fácil y cómodo me resulta anular las incisiones abiertas por el ácido en el metal, y por lo tanto más rápidamente obtengo los tonos claros, aparte de la posibilidad de obtener pequeños detalles con mayor facilidad. De igual modo me sirvo del estropajo fino de aluminio para grandes extensiones, lo que me permite efectuar degradados tonales por el simple método de frotar y disminuir la presión según avanzo sobre la plancha. También puedo crear plantillas de reserva con celofán. Es fácil obtenerlas dibujando la zona que nos interesa con un lápiz fino. Pegamos a continuación el celofán encima y al retirarlo el lápiz se aprecia claramente, recortamos lo que nos interesa y finalmente lo pegamos a la plancha, De ese modo podemos aislar ciertas zonas y trabajar a su alrededor sin correr riesgos.




Un sistema muy cómodo para ver sobre el metal brillante la tarea realizada, consiste en anteponer un papel blanco a la luz que incide sobre la matriz. En ese instante, al anular los brillos, aparecerán ante nuestros ojos todos los matices, incluso los más delicados. Yo suelo trabajar colocando el original de la manera que aprecian en la imagen y trabajo directamente con el bruñidor por debajo de la fotografía.



De no hacerlo así la intensidad de la luz, por delicada que esta sea, les impedirá ver el graneado realizado con la suficiente nitidez como para poder evolucionar cómodamente sobre la plancha. El brillo suele ser bastante molesto. Pueden anularlo igualmente anteponiendo al foco de luz un simple folio blanco que pueden adherir a la lampara por sus extremos.

Inicialmente habremos realizado una prueba en negro del resultado obtenido con la matriz. Si damos por bueno el resultado, que quedará reflejado en el papel como una mancha rotundamente negra, empezaremos a trabajar la plancha con el bruñidor de una manera moderada, al objeto de conocer  la fuerza tonal que rinden las incisiones al ser disminuidas mediante presión y frotamientos de mayor o menor intensidad.