LA AGUATINTA Y SU NEGATIVO
Realizar un grabado figurativo mediante degradados tonales con la técnica de la aguatinta no es tarea sencilla. Esto se debe, en gran parte, a que trabajamos con un abrasivo: el ácido nítrico. Este ácido ataca con precisión la superficie de la plancha de zinc, pero es inevitable que, una vez impreso el grabado, se aprecien en el papel las diferencias tonales entre una mordida y la siguiente.
Para suavizar esas transiciones y lograr una gama tonal más fluida, recurro a una serie de materiales que actúan como reservas grasas: lápiz grafito blando, lápiz litográfico, lápiz de ojos y papel de calco. Todos ellos tienen una cualidad en común: la grasa que contienen reduce la capacidad corrosiva del ácido, lo cual permite modular el ataque del mordiente sobre la plancha.
Dicho así puede parecer fácil, pero el proceso presenta varios inconvenientes. El calor acelera la corrosión, mientras que el frío la disminuye. Además, el grano de resina que depositamos sobre la plancha (a través de calor) debe tener un tamaño uniforme. Si el grano es demasiado grueso, se requerirán mordidas más largas; si es muy fino, los tiempos deben ser considerablemente más cortos. Por ello se dice que los tiempos de corrosión son difíciles de controlar cuando se persigue un efecto tonal preciso.
Personalmente, trabajo con un grano inusualmente fino, lo que me exige un mayor control. Si la plancha permanece más de once minutos en el baño ácido, el grano puede levantarse y dañar las incisiones más delicadas, dejando calvas que luego no retendrán la tinta.
Mis tiempos de corrosión comienzan con apenas tres segundos (para lograr los grises más claros) y aumentan progresivamente hasta alcanzar, en la última mordida, entre 50 y 90 segundos, sin nunca superar los once minutos en total. Importante: nunca doblo los tiempos entre mordidas, para no perder el control tonal.
Durante el proceso, la superficie de la plancha va cubriéndose de múltiples reservas, y el dibujo original desaparece. Esto significa que no podemos saber con certeza el resultado final hasta haber terminado.
Para no perder el rumbo, suelo utilizar un recurso práctico: cuando llego a la séptima u octava mordida, fotografío la plancha y la invierto con Photoshop, obteniendo así un negativo fotográfico que me permite visualizar lo que estamos creando.
Este procedimiento es el que estoy utilizando actualmente en una nueva obra en proceso: una aguatinta de 75 cm x 50 cm, sobre plancha de zinc. Los baños sucesivos se han realizado con tiempos de 3 + 3 + 6 + 10 + 12 + 21 + 39 segundos, en una solución de 1 parte de ácido por 12 partes de agua.